Santiago en Santiago II – McChile, Chile-kun y Chile, po

La cultura popular chilena entre Estados Unidos, Asia y sus propias tradiciones

Los chilenos son bizarros. Veo tantas cosas levemente raras por la calle que me cuesta documentarlas. Quizás, mientras nosotros ponemos el empeño en lamentarnos por fenómenos de toda índole, ellos ponen su empeño en que la vida cotidiana esté plagada de elementos extraños. Disonantes. Me dicen que a los chilenos les sale bien cambiarle las letras a las canciones en inglés. Y que todo el mundo se sabe la letra nueva. Por algo son los mejores shitposteros de latinoamérica. Posiblemente, del mundo. Exportan cobre y memes.

McChile

Lo Barrenechea es un enclave californiano. Los SUV, las calles de asfalto impoluto y liso. Las cuadras larguísimas. Esa compulsión por el auto grande para ir al supermercado. Las palmeras. La arquitectura de las casas, a veces, burda copia. Los perros muy grandes y los muy chiquitos, estos últimos, mientras más feos, mejor.

A lo largo de la ciudad, las pizzerías de cadena con una salsa sospechosamente parecida al ketchup. Los Ugi’s, los Little Caesar. En los supermercados, las góndolas exclusivas para “marcas americanas”.

La cultura del emprendedurismo. Los libros de finanzas. Los vectores de la cultura que gritan que te tenés que hacer a vos mismo, pensar en positivo, superarte y desarrollarte personalmente. Los discursos sociales son más individualistas que en Argentina, o al menos eso veo yo.

Esta encuesta dice que la cultura estadounidense es la que más influencia tiene en los chilenos.

Chile-kun

El país otanista que ama la cultura estadounidense de a poco se ve permeado por la influencia asiática. Geográficamente, la costa chilena da al eje Beijing-Sidney. La ruta del Pacífico facilita la entrada de mercadería que pone golosa a la sociedad chilena: cantidad y variedad de autos, comida, y . Pero los chinos, poco a poco, se van haciendo su lugar desde hace tres décadas. Esto, sumado a la influencia económica que empiezan a tener (los capitales en el litio, en las salmoneras, etcétera), hablan de una proyección que tiene bastante futuro. Hasta ahora, los coreanos se ganaron a los barrios bajos con el aspiracionalismo del K-Pop. Chile mira a Asia. Es a donde apuntan sus costas. Quizás, en unos años, las series de Beijing sean más solicitadas.

Me dijeron que el K-Pop tiene una relevancia social más profunda que el mero gusto. Tiene un fuerte componente aspiracional. Lo escuchan, lo dominan, personas del sur, de las clases bajas. Esos cabezas ganan concursos internacionales de baile; de a poco, el gusto va subiendo. El símil social a una suerte de hip-hop alternativo chileno va siendo cada vez más popular, más prestigioso.

Me dijeron que Chile es el país con el parque automotor más variado del mundo. Personalmente, me gustó mucho el Suzuki S-Presso, que está de moda. Es un mini SUV con bastante personalidad y gasta poca nafta. Es barato para ser nuevo. No sé qué hizo Suzuki pero es admirable. Tuve la suerte, días después del flechazo, de agarrar un DiDi que tenía uno. Suavísimo trayecto.

Chile, po

Veo cosas argentinas, producciones culturales, por kioscos y eso: El Eternauta, vinilos de Fito Páez y Virus, Mariana Enríquez, Samantha Shweblin. Mi amigo chileno toma mate como el que más. Es del sur, allá toman.

Mucha magia, mucho tarot. Estuve mirando muchas librerías. Allí donde entro, veo libros de magia y adivinación. El que más me llamó la atención era uno de conjuros para ser una bruja emprendedora empoderada. Feminismo y crecimiento personal.

Entro a librerias. Mucho Allende, mucho Pinochet. 0 Bachelet, 0 Piñera. Chile del futuro quiere revisitar al pasado antes de iniciarse. Hay muchas ansias de reinterpretación (En una librería universitaria, un cartel ponía esa frase, aparentemente de Gramsci: El viejo mundo se muere. El nuevo tarda en aparecer. Y en ese claroscuro surgen los monstruos). Lo veo también en pintadas y en las discusiones por internet. Se quiere armar una nueva historiografía, se busca desesperadamente. Pinochet terminó con la Historia, como hubiera querido ese emperador chino que ordenó quemar todos los libros del imperio. Pareciera que en Chile no pasó gran cosa desde 1990. Nota: conseguí un manual escolar de Historia que termina en 1970. Quizás quedó cerrada después. Ahora, gente que piensa muy diferente entre sí quiere abrirla. Quizás, el Frente Amplio es, en buena medida, eso.

Mi exjefe en una librería tradicional de Chile me dijo que la gente empezó a leer muchísimo más después del estallido social.

Vi a alguien usando una suerte de kimono pop. A varias personas, en realidad.

Otro rasgo muy chileno es la cantidad de modismos que tienen a animales como tema. Zorronas y zorrones es como se les dice acá a nuestros tinchos y milis. «Cabro» es un tipo y «cabrito chico» un nene. Hay miles de ejemplos. Quizás, el hecho de no haber tenido tanta influencia extranjera en su historia como Argetina motivó a un slang más castellanizado. También, una urbanización tardía. Pero no sé. Lo que veo es que hay una cultura de exportación que quizás no termine de cuajar. Chile busca mostrarse al mundo, no solo recibir influencias mediante tratados de libre comercio.

Algo más que cobre y memes.

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