Empecé a trabajar en el Marketing digital de una librería. La parte buena es que soy el único que está realmente metido en tema, cosa que me da mucha autonomía. La parte mala es que mi jefe no está acostumbrado a tener gente que trabaje como yo trabajo. Le parece mucha plata pagarle el mínimo a alguien que trabaja desde casa. Así que me quieren hacer ir más tiempo del que me gustaría a la librería.
En fin, el derecho de piso.
Así que estoy en la etapa de educar al soberano. Intentar demostrarle que mi objetivo es duplicarle las ventas. Pero bueno, cobraré mis porotos con los resultados.
Es interesante la alegoría de «educar al soberano» porque es una paradoja. Con esa idea, la minoría burguesa gobernante se corre un segundo de la idea de soberanía popular. La suspende para marcar que, para desarrollarla plenamente, primero debemos formarlos. Primero debemos estar nosotros por encima del pueblo para que luego el pueblo esté encima de nosotros. Algo así.
Es divertido.
Pero es ley de la historia. Minorías gobernantes coordinadas y mayorías gobernadas descoordinadas. Las revoluciones son cambios de régimen, etcétera.
En la librería para la que trabajo, estoy a punto de tomar decisiones clave. Hay algo ahí.
Santa pensando en lugares 